Dentro del proyecto «Flora Amenazada y de Interés en la Reserva de la Biosfera de la Siberia: inventario, estado de conservación y difusión», desarrollado por el CEDER La Siberia y enmarcado en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia financiado por la UE Next Generation EU, recogido en el Decreto 136/2022, llevamos ya un par de meses recorriendo los parajes de la Reserva en busca de aquellas especies vegetales que, por su singularidad o escasez en el territorio, hemos considerado susceptibles de incluir en nuestro estudio, con el fin de verificar su ubicación y estado de conservación, y tratar con ello de protegerlas y otorgarles el reconocimiento que merecen, transmitiendo a la población la gran riqueza florística que alberga su
comarca.
Nuestro trabajo no tiene otro fin que redescubrir, si cabe, uno más de los aspectos que dan valor a nuestro entorno. Y es que, como habitantes de
un territorio tan peculiar, somos responsables de conocerlo y protegerlo.
¿Cómo os quedáis si os contamos que, en los terrenos encharcables -a los que llamamos turberas o trampales-, habitan pequeñas plantas carnívoras, como la Drosera rotundifolia o la Pinguicola lusitanica, y que su supervivencia depende de la preservación de esos ecosistemas tan frágiles y escasos? ¿Podéis creer que, en nuestros campos, bajo nuestros pies, duermen con discreción los bulbos y rizomas de diferentes especies de narcisos y orquídeas esperando las condiciones óptimas para emerger y deleitarnos con su singularidad y bella complejidad? No menos importante es la presencia de vetustos ejemplares dotados de dignos portes o el significativo reducto de especies relictas que gozaban de condiciones ambientales más idóneas en el pasado pero que, tras los apresurados cambios climáticos que venimos sufriendo, ven peligrar su persistencia.
La Flora de la Siberia exige nuestro compromiso como habitantes, pues de su naturaleza se han nutrido nuestros antepasados y de ella depende por completo la supervivencia de las generaciones venideras.
Es por ello que, dentro de este precioso proyecto, se incluyen también actuaciones destinadas a promover la divulgación y conocimiento de estos recursos. Para ello, se creará una aplicación para teléfonos móviles (App) participativa e interactiva, que será de libre descarga y facilitará la identificación de especies en campo. Asimismo, se elaborará una Guía digital y en papel que incluya la flora representativa del territorio, y se llevarán a cabo jornadas formativas y de muestreo para capacitar en la identificación y conocimiento de las especies. Y, por supuesto, se desarrollará una exhaustiva campaña de educación ambiental que garantice la difusión del proyecto en los diferentes municipios y sectores sociales que integran la Reserva.
Como podéis imaginar, como siberianos/as, somos los mejores embajadores de nuestro patrimonio, y todo lo logrado no hará sino enriquecer nuestro territorio. Es por ello que agradecemos fervientemente vuestra colaboración, que puede materializarse también a través de la Red de Voluntariado de la RBLS, que está echando a andar en paralelo.
¡Gracias! Seguimos trabajando.
Para participar:
educacion.ambiental@lasiberiabiosfera.com
+34 699 988 200